Israel Reséndiz
Los beneficios que desde un principio se diseñan para mejorar las condiciones en todos los aspectos generados por los servicios básicos a la comunidad, terminan estropeándose o siendo de una calidad muy inferior a la pactada, debido a la tardanza en terminar al cien por ciento un trabajo que mientras tanto, a la comunidad le sigue generando inconvenientes cuando este ya termino su finalidad.
Paralelo a lo anterior, los recursos públicos que son designados en temáticas que tienen que ver con dos vertientes en la ciudad, que es la COMAPA y en otro aspecto los servicios públicos municipales, por ser los más solicitados por la comunidad, las autoridades en turno han mostrado voluntad para aplicarse en todas las necesidades de la comunidad de acuerdo a una planeación.
Sin embargo, hoy en día se siguen observando por diferentes puntos de la ciudad trabajos incompletos, como es el caso de la calle Guillermo Prieto casi esquina con bulevar Enrique Cárdenas González, en donde desde hace varias semanas la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado llevo a cabo parte de los trabajos finales para la puesta en marcha del acueducto, lo cual de acuerdo a la evidencia finalizo con la colocación de la carpeta correspondiente.
Pero independientemente de ello, comienzan a incluir los intereses sindicales, como en el caso de los obreros de la paramunicipal, quienes, sin considerar las necesidades ni escrúpulos para cumplir con la comunidad, han mostrado de nueva cuenta no mover un dedo si no se les autorizan recursos extras de lo que generalmente está pactado en el contrato colectivo de trabajo, causa que pudiera ser por la cual obras como esta lucen inconclusas, pues solo falta retirar el escombro para abrir la circulación al cien por ciento.
Casos parecidos ocurrieron cuando se colocó la carpeta asfáltica en la esquina de Antonio Caso y calle Rotaria, labores que duraron semanas antes de quedar al cien por ciento, así como un tramo de la calle Tomas Garza casi esquina con Antonio caso, o inclusive, la entrada a la colonia Aurora, en donde aparentemente las labores para el arreglo de las calles no ameritaron la incursión al cien por ciento del personal.
Mientras la voracidad sindical continúa de esta forma, la comunidad en general principalmente los automovilistas y peatones, son quienes padecen las consecuencias de una labor en donde la calle luce con escombro, que al paso de los meses o años, se convierte en piedra, solidificándose con el suelo en donde no debió permanecer, si es que los trabajadores hubieran terminado la labor al cien por ciento.
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