Israel Reséndiz.
Como si se tratara de un favor por parte de las instituciones bancarias que tienen
el deber de pagar las erogaciones mensuales a personas de la tercera edad en
calidad de jubilados o pensionados, cuando es un servicio por el cual se les
contrata, las sucursales que se ubican en el Mante siguen otorgando las
cantidades económicas en condiciones completamente incomodas.
Desde inclusive antes del amanecer, quienes pretenden ser de los primeros al
momento que abra sus puertas el banco tienen que permanecer en la fila como
ocurrió este primero de noviembre de nueva cuenta, todo mientras ya al amanecer
hay cientos de personas en las mismas condiciones afuera de los bancos y por las
calles.
De pie por varias horas sin importar su estado físico, bajo los rayos directos del
sol y sin probar alimento, las personas vulnerables tienen que seguir soportando al
momento en que les toque pasar a los cajeros automáticos de los cuales,
solamente acondicionan parte de la totalidad a estas personas, mientras el resto
es para quienes ordinariamente acuden a hacer una transacción.
Por si eso fuera poco, en el interior hay quienes a un tienen que verse en la
necesidad de confiar su número confidencial a extraños con la finalidad de que les
ayuden a sacar su dinero, con lo cual se ven en el riesgo de ser robados o
estafados por quienes aparentemente se acomiden de buena manera, que son a
final de cuentas los empleados que hacen el aseo en los bancos, y que por alguna
razón no dejan acercar a nadie más a ayudarles, pues saben que las propinas de
todos son muy fructíferas esos días.
Adultos mayores en algunos casos acompañados de otra persona, tienen que
permanecer hasta que les corresponda su turno, pero mucho todavía tienen que
estar en espera solos, pues a sabiendas de que hoy en día hay métodos que
permiten retirar efectivo en las cajas de los centros comerciales, para ellos el único
al que no han cambiado en mucho tiempo, es el ir directamente hasta el banco y
ver en sus manos el dinero.
Lo anterior a la vista de autoridades del IMSS, del ISSSTE, de los centros de
trabajo, de las autoridades laborales, y todos quienes han diseñado y acordado
este tipo de mecanismos para pagar las cada vez menores candidez a los
beneficiarios, lo cual sigue siendo hasta el momento el calvario de cada mes para
muchos.
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